jueves, 24 de marzo de 2011

DIEZ AÑOS DESPUÉS

Después de la llegada de Beatriz, Mariana y su hermano Luís a su amada tierra, España, Luís siguió en la corte junto al rey, Mariana volvió al palacio de Medina de Rioseco junto a su padre, para acompañarlo y ayudarle con algunas tareas y Beatriz volvió al junto a Mariana para instalarse en el palacio. A los pocos meses de estar en España les llegó una carta a los Enríquez desde el Nuevo Mundo. Mariana y su padre la abrieron juntos ya que el motivo de la carta era Rodrigo, al leer la carta el padre quedó sin palabras pero firme como siempre, en cambio Mariana quedó con una mueca de satisfacción en su rostro. En la carta se les informaba de que Rodrigo había sido juzgado y por intentar agredir a los presentes en el juicio, fue torturado brutalmente en una mazmorra del Nuevo Mundo y condenado a estar encadenado allí hasta la muerte. Se le informó a Luís sobre la noticia y se mostró insensible, ya que creía que era lo correcto, y que no por ser un Enríquez se le tendría que tratar mejor. Pasaron los años muy deprisa. Después de diez años Luís seguía tan noble y firme junto al rey, Mariana ya era una mujer madura, aun seguía pensando en Miguel y en aquel día entre las mariposas, también pensaba en su hermano Rodrigo y en qué podría estar pensando en esos momentos su cruel mente. Mariana aún cumplía con su promesa de no amar a nadie ni dejar que alguien la ame, y su padre estaba ya muy mayor y no podía hacer gran cosa, a veces se le iba la cabeza y hablaba solo sin saber lo que decía. En ocasiones Mariana le había oído hablar con su madre y con Rafael y Alfonso, ella no le prestó demasiada atención ya que creyó que era un problema de la edad. Todo seguía una rutina en donde lo único que cambiaba eran los rostros de las personas por el paso de los años, hasta que un día en el que Mariana estaba cosiendo junto a Beatriz, como solían hacer su madre y ella, llegó el mensajero con un mensaje urgente que provenía del Nuevo Mundo. Las dos mujeres abrieron la carta con curiosidad, y al leerla no supieron que decir. Mariana sintió un fuerte escalofrío en la espalda mientras que Beatriz se quedó mirando a Mariana sin saber reaccionar. El motivo de la carta volvía a ser su hermano Rodrigo, que durante diez años Mariana pensaba que nunca más la volvería a molestar. La carta la escribió el virrey Velasco y decía que alguien que tenía los mismos pensamientos de Rodrigo sobre los indios, lo había ayudado a escapar de la mazmorra en donde se encontraba, nadie supo donde lo escondieron. Se rumoreaba en el Yucatán de un grupo de “blancos” que se dedicaban a apuñalar a los indios en el bosque y ahorcarlos colgados de los árboles, enfrente de este grupo iba un hombre que desprendía una fuerte cólera contra ellos. El principal sospechoso era Rodrigo. Poco más tarde, se descubrió que se embarcó en un viaje hacia España, vestido de mujer, ya que era buscado por todo el Yucatán. Mariana al momento supo que la venía a buscar a ella. Beatriz olvidó la carta y siguió cosiendo, pero Mariana fue a su alcoba, observó el recuerdo que guardaba de Miguel y decidió plantarle cara a su despiadado hermano. En cuanto Luís se enteró de la noticia, dio la orden de que el puerto de Sevilla fuera vigilado las 24 horas del día, ya que la mayoría de barcos amarraban allí. Mariana en cambio decidió no informarle sobre esto a su padre y no hablarle más del tema a Beatriz, para que se olvidara. Ella se quedó pacientemente planeando su venganza contra Rodrigo, para que pagara de una manera cruel por sus pecados. Al cabo de unas semanas, Mariana ya tenía su venganza preparada, olvidándose de esta manera de los pecados y de los castigos divinos. Cada noche observaba por su ventana, hasta que un día apareció un carro del cual bajó un hombre sospechoso con capucha, se trataba de Rodrigo, que había desembarcado el día anterior, y había conseguido despistar a los guardias con su vestimenta de mujer. Este se dirigió a la puerta trasera del palacio que daba al jardín. Entró a la casa decidido y sin hacer ruido, pero Mariana estaba al otro lado de la puerta esperando, en el momento en que se vieron cara a cara, Rodrigo quedó paralizado, ya que no esperaba encontrársela ahí y su plan era sorprenderla mientras dormía, en cambio Mariana sin pensárselo dos veces le golpeó en sus partes más intimas con una maza y luego en la cabeza, de esta manera el cruel hombre quedó tendido en el suelo inconsciente. Mientras todo el mundo dormía, Mariana se llevó a Rodrigo a una pequeña cabaña perteneciente a la familia alejada del pueblo, lo ató fuertemente a una biga delante de una gran mesa con muchos alimentos y vino, lo desnudó, para que sufriera, ya que era invierno, y esperó a que se despertara. En cuanto despertó, ella quedó en silencio mirándolo a la cara, Rodrigo la insultaba con gritos como _ ¡Suéltame maldita, soy tu hermano, no puedes hacerme esto!_ Mariana no parecía inmutarse, dejó que su hermano se desahogara gritándole y al salir el sol ella se marchó a casa y siguió como si no hubiera pasado nada. A la noche siguiente volvió a la cabaña y allí estaba Rodrigo, sufriendo por el fuerte frío y el hambre, viendo la mesa llena de alimentos delante de él y sin poder comer. Hubo un largo tiempo de silencio hasta que su hermano comenzó a insultarla de nuevo e intentar ofenderla hablando de Miguel, esta no se inmutó. Antes de salir el sol, Rodrigo, moribundo, optó por pedirle clemencia a su hermana, estaba desnudo, tiritando por el frío, atado de pies y manos y con hambre. Su hermana finalmente sonrió le dijo _Te perdono mi querido hermano_. Después de decir estar palabras, Mariana lo dejó allí, para que muriera solo y sufriendo, siendo la naturaleza quien lo matase. A las semanas de la venganza, Mariana volvió a la cabaña y enterró el cuerpo de su hermano. Luís, al no poder encontrar a su hermano, lo dio por desaparecido, y nadie volvió a saber nada sobre el cruel Rodrigo. Mariana dejó de creer en el dios cristiano y se centró en creer solo en sus ideales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario